sábado, 28 de abril de 2012


Relato “Clínico” Sui Generis

"Tantas cosas parecen decididas a extraviarse / que su pérdida no es ningún desastre" Elizabeth Bishop 


Su nombre es Rita Vanegas (Nota mental, recordarlo, no lo olvides, es importante, Rita) tiene 17 años y preferiría no estar aquí, en primer lugar no le agradan mucho los hospitales, sólo un pequeño grupo de personas encontramos, ocasionalmente, confort en un lugar de estos, los Munchausen y los de personal médico, los primeros con más frecuencia e intensidad que los segundos, con seguridad. Aparenta poco más de 25, una cara de pocos sueños, casi ninguno realizado, su boca dice diecisiete y no lo creo, la barriga envejece, la vida envejece, la experiencia, la desilusión ¿la pobreza?, mi lapicero escribe 17 aun incrédulo, no hace nada de lo que el mundo suele llamar ocupaciones formales, tal vez le gustaría hacerlo, tal vez lo hacía y  su barriga la incapacita, tal vez nunca quiso, cuando los sueños mueren a los 5 años con el primer golpe de los padres y la primera cachetada de la realidad que te muestra que algunos tienen cosas que no necesitan y tus padres no consiguen las que son urgentes, los sueños se marchitan, la resignación aparece, no hablar, no hacerse notar, no intentar tener un brillo que no nació para tener, nadie le sonreirá, si lo intenta todo serán dedos que la señalarán.

Unión libre, esa forma moderna de llamar a los noviazgos con sexo, sudor, nueve meses de crecimiento abdominal y un nuevo ser al cual castrar de sueños, que por una inútil conservación de la tradición, terminan viviendo juntos, jugando al papá y la mamá en un mundo que hace mucho tiempo dejo de ser divertido para jugar.

Cumplo formalidades, qué carné tiene, quién se lucra con su no-enfermedad y le niega acceso a la salud. Ella no quisiera estar aquí, quisiera estar, dado el contexto inevitable de tener que visitar el hospital, en un sitio con sabanas que luzcan nuevas, una camilla que luzca cómoda, un piso que no demuestre su edad y alguien que la haga sentir cómoda y no esté preocupado por su cansancio personal, recuerdo mi sonrisa, mis modales, mi cortesía difuminada, mi orgullo que me dice que me prometí no ser uno más de ellos, no uno de los fríos por favor.

Pregunto por qué viene, de dónde viene, no importa que espera de mi, el caso es que yo tengo que diagnosticar, cómo se siente, desde cuándo, qué tanto, huele feo, le duele, qué estaba tomando, no intentó nada, sangró, orinó, cómo orinó, le olió feo, le cambió de color, sintió movimientos del bebé, se siente bien, algo más para contarme, me toca ser un entrometido lo lamento, quiero saber todo sobre su vida y no le diré mi nombre, luego se la contaré a alguien más, quizá todo el personal la sepa, las historia se leen en voz alta ¿Tengo ya un diagnóstico? Ya olvidé su nombre, aquí tiene uno nuevo, por el poder que el desinterés me concede serás Preeclampsia, lo siento, no es bonito, no es exclusivo, pero no tiene apellido, aquí preferimos que el señor Severa no las reconozca, que sean hijas emancipadas, no reconocidas y sin apellido, bastardas sin familia, simples preeclampsias no complicadas.

Sus ojos ven, no luce pálida, no escuche mucho a Juan Luis Guerra, que no queremos ver que se le suba la bilirrubina, su corazón late un nuevo lup-dup y lo describo como normal, siento el aire entrar a sus pulmones, sin moco excesivo y atrevido que se atraviese. La barriga es una barrigota, útero grávido, Feto único vivo en cefálica, dorso izquierdo, encajado, está tomando y respirando sus propios orines que se encuentran en apropiada cantidad como para que disfrute nadar en ellos, tiempo después los despreciará, hoy son sus preciados orines sobre los que flotar, espera que su madre lo quiera, patea y se mueve cuando lo toco a través de la piel de su madre, no se si me saluda o me dice que no lo joda, que no quiere salir de mamá, que allí donde está, es caliente, chévere, tranquilo, que él no sabe escuchar con claridad pero que a veces no le gusta lo que llega a sus oídos, que todo afuera luce desordenado y mover sus pies y hacer latir su corazón se ve más entretenido que un mundo más seco, pero quizá, nada de eso importe, si puede mantenerse cerca de su mamá, "que mami me ame después de pujar, no grites que ya voy, es un tobogán y voy a nadar en mis orines hacia ti, sé que te voy a querer, sé que me vas a amar, un giro más, estoy cabezón pero creo que sé cómo encontrar el camino, oigo más los gritos y ay! Que me aprietas, ya voy, ya voy, que salgo, veo la luz y allá vamos, hacia tu calor"

Pero aun no es tiempo querido bebé, tu madre tiene que dilatar, y su cérvix aun no parece lugar para que quepas por ahí. Terminó de escribir, la vamos a cuidar señora, es nuestra intención última, tal vez no se lo decimos explícitamente, la verdad creo que no sabe que vamos a hacer ni se atreve a preguntar, ah lo siento, que tiene 17 y pocos años como para que señora yo me atreva a llamarla a usted, un par de formular y papeles en blanco, su nombre no lo recuerdo lo busco y lo escribo, el número con el que en suerte le tocó como marcaje para el sistema y su ubicación también tengo que garabatear, le vamos a pedir varias cosas y espere por favor, sola, no nadie la puede acompañar y yo mañana no vengo, pero no se preocupe aquí todos para servirla, de a poquitos y a las carreras que no tenemos tiempo, si la vuelvo a ver prometo que le voy a sonreír, sonríame de vuelta y hágame creer por escasos 10 segundos que esto vale la pena, sonríame de una vez que debo atender a alguien más.

Diego A. Cruz
Un verraco estudiante más.

Originalmente en: http://tostaki.blogspot.com/

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