Relato “Clínico” Sui Generis
"Tantas cosas parecen decididas a extraviarse / que su pérdida no
es ningún desastre" Elizabeth Bishop
Su nombre es Rita Vanegas (Nota mental,
recordarlo, no lo olvides, es importante, Rita) tiene 17 años y
preferiría no estar aquí, en primer lugar no le agradan mucho los hospitales,
sólo un pequeño grupo de personas encontramos, ocasionalmente, confort en un
lugar de estos, los Munchausen y los de personal médico, los primeros con más
frecuencia e intensidad que los segundos, con seguridad. Aparenta poco más de
25, una cara de pocos sueños, casi ninguno realizado, su boca dice diecisiete y
no lo creo, la barriga envejece, la vida envejece, la experiencia, la
desilusión ¿la pobreza?, mi lapicero escribe 17 aun incrédulo, no hace nada de
lo que el mundo suele llamar ocupaciones formales, tal vez le gustaría hacerlo,
tal vez lo hacía y su barriga la
incapacita, tal vez nunca quiso, cuando los sueños mueren a los 5 años con el
primer golpe de los padres y la primera cachetada de la realidad que te muestra
que algunos tienen cosas que no necesitan y tus padres no consiguen las que son
urgentes, los sueños se marchitan, la resignación aparece, no hablar, no
hacerse notar, no intentar tener un brillo que no nació para tener, nadie le
sonreirá, si lo intenta todo serán dedos que la señalarán.
Unión libre, esa forma moderna de llamar a los
noviazgos con sexo, sudor, nueve meses de crecimiento abdominal y un nuevo ser
al cual castrar de sueños, que por una inútil conservación de la tradición,
terminan viviendo juntos, jugando al papá y la mamá en un mundo que hace mucho
tiempo dejo de ser divertido para jugar.
Cumplo formalidades, qué carné tiene, quién se
lucra con su no-enfermedad y le niega acceso a la salud. Ella no quisiera estar
aquí, quisiera estar, dado el contexto inevitable de tener que visitar el
hospital, en un sitio con sabanas que luzcan nuevas, una camilla que luzca
cómoda, un piso que no demuestre su edad y alguien que la haga sentir cómoda y
no esté preocupado por su cansancio personal, recuerdo mi sonrisa, mis modales, mi cortesía difuminada, mi
orgullo que me dice que me prometí no ser uno más de ellos, no uno de los fríos por favor.
Pregunto por qué viene, de dónde viene, no
importa que espera de mi, el caso es que yo tengo que diagnosticar, cómo se
siente, desde cuándo, qué tanto, huele feo, le duele, qué estaba tomando, no
intentó nada, sangró, orinó, cómo orinó, le olió feo, le cambió de color,
sintió movimientos del bebé, se siente bien, algo más para contarme, me toca
ser un entrometido lo lamento, quiero saber todo sobre su vida y no le diré mi
nombre, luego se la contaré a alguien más, quizá todo el personal la sepa, las
historia se leen en voz alta ¿Tengo ya un diagnóstico? Ya olvidé su nombre,
aquí tiene uno nuevo, por el poder que el desinterés me concede serás
Preeclampsia, lo siento, no es bonito, no es exclusivo, pero no tiene apellido,
aquí preferimos que el señor Severa no las reconozca, que sean hijas
emancipadas, no reconocidas y sin apellido, bastardas sin familia, simples
preeclampsias no complicadas.
Sus ojos ven, no luce pálida, no escuche mucho
a Juan Luis Guerra, que no queremos ver que se le suba la bilirrubina, su
corazón late un nuevo lup-dup y lo describo como normal, siento el aire entrar
a sus pulmones, sin moco excesivo y atrevido que se atraviese. La barriga es
una barrigota, útero grávido, Feto único vivo en cefálica, dorso izquierdo,
encajado, está tomando y respirando sus propios orines que se encuentran en
apropiada cantidad como para que disfrute nadar en ellos, tiempo después los
despreciará, hoy son sus preciados orines sobre los que flotar, espera que su
madre lo quiera, patea y se mueve cuando lo toco a través de la piel de su
madre, no se si me saluda o me dice que no lo joda, que no quiere salir de mamá,
que allí donde está, es caliente, chévere, tranquilo, que él no sabe escuchar
con claridad pero que a veces no le gusta lo que llega a sus oídos, que todo
afuera luce desordenado y mover sus pies y hacer latir su corazón se ve más
entretenido que un mundo más seco, pero quizá, nada de eso importe, si puede
mantenerse cerca de su mamá, "que mami me ame después de pujar, no grites
que ya voy, es un tobogán y voy a nadar en mis orines hacia ti, sé que te voy a
querer, sé que me vas a amar, un giro más, estoy cabezón pero creo que sé cómo
encontrar el camino, oigo más los gritos y ay! Que me aprietas, ya voy, ya voy,
que salgo, veo la luz y allá vamos, hacia tu calor"
Pero aun no es tiempo querido bebé, tu madre
tiene que dilatar, y su cérvix aun no parece lugar para que quepas por ahí.
Terminó de escribir, la vamos a cuidar señora, es nuestra intención última, tal
vez no se lo decimos explícitamente, la verdad creo que no sabe que vamos a
hacer ni se atreve a preguntar, ah lo siento, que tiene 17 y pocos años como
para que señora yo me atreva a llamarla a usted, un par de formular y papeles
en blanco, su nombre no lo recuerdo lo busco y lo escribo, el número con el que
en suerte le tocó como marcaje para el sistema y su ubicación también tengo que
garabatear, le vamos a pedir varias cosas y espere por favor, sola, no nadie la
puede acompañar y yo mañana no vengo, pero no se preocupe aquí todos para
servirla, de a poquitos y a las carreras que no tenemos tiempo, si la vuelvo a
ver prometo que le voy a sonreír, sonríame de vuelta y hágame creer por escasos
10 segundos que esto vale la pena, sonríame de una vez que debo atender a
alguien más.
Diego A. Cruz
Un verraco estudiante más.
Originalmente en: http://tostaki.blogspot.com/
Excelente
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