lunes, 30 de abril de 2012


Alzados en armas en un hospital.


"There’s a man going around taking names
And he decides who to free and who to blame
Everyboy won’t be treated all the same"
Johnny Cash

Seis pisos, tengo que bajar seis pisos para salir de este hospital, para correr hacia la puerta y no escuchar más llantos, para dejar la pobreza y la desigualdad atrás, ah no! Que esas están en todos lados. 

Seis pisos de interminables escalares tengo que surcar, las bajo corriendo como suelo hacer algunos días, buscando salir del tono halógeno que tiñe el piso por la iluminación que no dan las escasas ventanas y que suplen con dificultad las bombillas que pueden perfectamente llevar mucho tiempo sin cambiar, tengo la esperanza de salir y aún ver el sol, que el cielo esté iluminado, que las hojas de los arboles sigan dejando pasar un poco de luz y tiñan de verde y marrón la salida inmediata del hospital, que aun pueda ver los picos de unas montañas no tan lejanas, casi como si pudieran tomarse entre las manos, casi como si pudiera volar y en menos de cinco minutos llegar hasta allá.

Acá, adentro, la vida es distinta, el ciclo de vigilia sueño se altera, al cansancio no le importa si es de noche o hay luz solar, la vida se rige por un tono halógeno demasiado aburrido, demasiado sepia, carente de un revelado que le un tono de diversión singular.

Para salir usualmente cruzo el pasillo de la sección high del hospital, que curiosamente suele apostar en sus pasillos a individuos armados, vestidos, qué digo, uniformados con un militar,  un camuflado azul militar, que no tengo idea en que entorno distinto a la profundidad del mar los puede camuflar, siempre están armados, siempre está sentados a la entrada de algunas salas del hospital y es que aquí se atiende de todo, desde buenos hasta malos tipos y no somos los humanos con nuestras armas quienes para juzgar quien es bueno y quien profesa el mal, pero entre más son los azules “camuflados”, más tiendo a polarizar mi opinión sobre el tipo que tienen como deber cuidar.

Alzados en armas nos encontramos en un hospital, no importa si es revolver, mini uzi, changón o puñal, no importa si es con lapicero, una mala cara o la costumbre de no contestar al buenos días usual. Bajo las gradas con el lapicero guardado, mi mala cara dejada atrás, mi martillo en la maleta y el aparato azul de apretar los brazos en un bolsillo difícil de encontrar, conservo un par de guantes pero take it easy hermano que a nadie más quiero tactar. Mi mal genio se quedo atrás, me voy para mi casa, me voy a descansar, no puedo estar menos armado que cuando voy saliendo en busca de libertad, pero un suceso me detiene, el andar de un hombre que no tiene libertad, su expresión es de suma incomodidad, su muñecas se encuentran atadas, es de los hombres que tienen permitido tener esposas en plural, no hay mucha diferencia con la impresión general de un matrimonio convencional, de estas esposas el tipo tampoco se puede librar. No es solo su andar, el de alguien que no se quiere notar, es el saber que es imposible que nadie lo voltee a mirar, que hay cuatro o cinco hombres a su alrededor, con el como punto central, que hay hombres vestidos de azul, camuflados, serios y con cara de no te acerques por acá, que por su causa hay cuatros hombres camuflados de azul entre las paredes blancas y sucias de un hospital, que a su alrededor hay hombres alzados en armas en un hospital.

No me detengo más, en esta ciudad es muy fácil que empiecen a matar, este es templo de vida diría un idealista, de muerte controlada diría un pesimista, de un hacemos los que podemos el desprevenido que habla sin complicarse al pensar, no me quiero quedar a ver si me pueden salvar, me voy que el plomo es frío y yo podría tener pesadillas con que alguien me quiera matar, me voy que hay hombres alzados en armas en un hospital.

domingo, 29 de abril de 2012


El Llanto de los No Nacidos

“Una nada
fuimos, somos, seremos,
floreciendo:
rosa de
nada, de nadie
.” Paul Celan

No me cabe duda, esa es una camilla horrorosa, vos estás tan asustada, tan temblorosa y te traen en esa camilla horrorosa, no se si comenzaste a pensar al momento de llegar que cuando te dijeron acuéstese por acá por favor y te mostraron ese trozo desnudo de metal, reconsideraste la idea que tuviste de que aquí era donde te iban a curar.

Soy yo y unos cuantos más apresurados por preguntar, la señora no es la primera en llegar, no será la última, pero es la primera que voy a atender, qué es preguntan a mi lado, y la verdad no sé, recién nos cuentan, parece un ser humano, aparenta ser una mujer pero en estos tiempo nunca se sabe, aunque pensándolo bien que avise de una vez que Urología está 6 pisos más abajo. Hago mi aproximación mental más esforzada en base a mi detallada observación, es una mujer, más joven que vieja, más asustada que joven, acostada sin remedio en un trozo de metal desnudo, frío como las paredes de este hospital, que camilla horrorosa en la que te ha tocado descansar.

Él es tu compañero, perfecto, trae papeles y maleta, bien pueda colóquelos donde pueda y que pena caballero no lo quiero importunar, pero en este consultorio no puede estar, si cierro la puerta afuera no me puede esperar, ¿ve la puerta de más allá y la que le sigue si camina dos pasos más? Detrás de esa puede aguardar, no tengo ni idea que tiene su esposa, pero créame que intentaré ayudar.

Vamos a ver ¿Qué te trae por acá? Ese temblor no es normal y sí, te estoy apretando el brazo para ver que no te me vayas a desmayar, tu corazón late y las cosas no lucen tan mal, tu rostro me apremia y tus vasos me frenan, después de todo parece que no es tanto lo que me tengo que apurar.

Que curiosa condición, hoy ella se encuentra en embarazo con la ilusión, obligada, de cambiar pañales de aquí a unos meses y para llegar hasta allá es ella la que hoy pañales debe usar. Pero no es por las razones correctas ¿Cuántos meses 6? Espéreme que me ponga quisquilloso que con semanas y días le voy a calcular, según información en un papel, cuando tiempo lleva creciéndole la barriga y el ser que adentro se empeña en crecer.  Y entonces me cuenta lo que le pasó, y no sé si está asustada por ella o por lo que le puedo decir que llega a significar, la sangre, aquella maldita, alarmante e histórica generadora de miedo y llanto en la historia de la humanidad, nunca nos ha gustado la sangre, a menos que sea azul, que dicen los cuentos es de príncipe, decimos los médicos de una mala oxigenación arterial.

Nadie quiere sangrar, nadie, pero carajo, nadie que quiere un niño en su futuro quiere sangrar en el embarazo, si está pipona lo que espera es que le dan ganas de comerse a mordiscos una ahuyama a las tres de la mañana, está dispuesta a engordar, a vomitar si hace falta, a retomar la ahuyama para luego odiarla y pasar al helado de melocotón para desayunar, ella está dispuesta al “Ahora no mijo, guarde la ganas que le hace daño al niño” pero no está dispuesta a sangrar, la sangre sirve para estar roja, en eso que llaman los vasos, intracorporal, para que la chucen por los exámenes del control prenatal, pero definitivamente no para que salga vía transvaginal.

Un condón caballero, le digo después de haberlo hecho llamar, no le puedo decir nada de su esposa y él, muy cordial y comprensivo, no me pregunta nada distinto a un ¿Necesitan algo más?

¿Con ella qué es lo próximo en pasar? Bueno se viene el aparatejo ese metálico y frío y con pinta de pico de palmípedo, pero de uno bien grande y plateado, no quiero describir que vamos a hacer, pero tenemos que mirar, la sangre sale, sí eso está claro, lo podemos constatar, una palabra que empieza a rondar, no pienso muy fuerte, no quiero que a la señora le dé por poderme escuchar.

Se pasa para eco, vístase, no qué digo, que envuélvase en esa manta no más, acuéstese por acá, mire el condón por acá, y vamos a mirar, usted tranquilícese que el monitor nos dirá. Su bebé, no sé, nos da para pensar, llega alguien más, el monitor responde cuando el caribeño hombre con su mirada lo empieza a interrogar. “Su feto está muerto señora, la tenemos que legrar”. Y ella llora y eso no formaba parte del plan, el alto caribeño se va y me quedó yo con uno más y ¡qué carajo! ¿Cómo la vamos a consolar? Es el llanto de los No Nacidos, es el llanto que él nunca pudo y no podrá llorar y que su madre por él llorará, llora ella por él y por todos los demás, “mi bebé, Dios mio” y no somos Dios como para responder, pero nos da por aventurarnos a intentar explicar, la naturaleza es sabía y frases de cajón empiezan a aflorar, yo sé que es duro y lo siento, pero mañana el resto lo tenemos que sacar.

Es el llanto de los No nacidos, y venga usted caballero, es su turno de consolar, llore usted con ella, hágame la caridad, necesito irme del cuarto que yo, yo no quiero chillar, es el llanto de los No Nacidos y a todos nos da por empezar a llorar. 

sábado, 28 de abril de 2012


Relato “Clínico” Sui Generis

"Tantas cosas parecen decididas a extraviarse / que su pérdida no es ningún desastre" Elizabeth Bishop 


Su nombre es Rita Vanegas (Nota mental, recordarlo, no lo olvides, es importante, Rita) tiene 17 años y preferiría no estar aquí, en primer lugar no le agradan mucho los hospitales, sólo un pequeño grupo de personas encontramos, ocasionalmente, confort en un lugar de estos, los Munchausen y los de personal médico, los primeros con más frecuencia e intensidad que los segundos, con seguridad. Aparenta poco más de 25, una cara de pocos sueños, casi ninguno realizado, su boca dice diecisiete y no lo creo, la barriga envejece, la vida envejece, la experiencia, la desilusión ¿la pobreza?, mi lapicero escribe 17 aun incrédulo, no hace nada de lo que el mundo suele llamar ocupaciones formales, tal vez le gustaría hacerlo, tal vez lo hacía y  su barriga la incapacita, tal vez nunca quiso, cuando los sueños mueren a los 5 años con el primer golpe de los padres y la primera cachetada de la realidad que te muestra que algunos tienen cosas que no necesitan y tus padres no consiguen las que son urgentes, los sueños se marchitan, la resignación aparece, no hablar, no hacerse notar, no intentar tener un brillo que no nació para tener, nadie le sonreirá, si lo intenta todo serán dedos que la señalarán.

Unión libre, esa forma moderna de llamar a los noviazgos con sexo, sudor, nueve meses de crecimiento abdominal y un nuevo ser al cual castrar de sueños, que por una inútil conservación de la tradición, terminan viviendo juntos, jugando al papá y la mamá en un mundo que hace mucho tiempo dejo de ser divertido para jugar.

Cumplo formalidades, qué carné tiene, quién se lucra con su no-enfermedad y le niega acceso a la salud. Ella no quisiera estar aquí, quisiera estar, dado el contexto inevitable de tener que visitar el hospital, en un sitio con sabanas que luzcan nuevas, una camilla que luzca cómoda, un piso que no demuestre su edad y alguien que la haga sentir cómoda y no esté preocupado por su cansancio personal, recuerdo mi sonrisa, mis modales, mi cortesía difuminada, mi orgullo que me dice que me prometí no ser uno más de ellos, no uno de los fríos por favor.

Pregunto por qué viene, de dónde viene, no importa que espera de mi, el caso es que yo tengo que diagnosticar, cómo se siente, desde cuándo, qué tanto, huele feo, le duele, qué estaba tomando, no intentó nada, sangró, orinó, cómo orinó, le olió feo, le cambió de color, sintió movimientos del bebé, se siente bien, algo más para contarme, me toca ser un entrometido lo lamento, quiero saber todo sobre su vida y no le diré mi nombre, luego se la contaré a alguien más, quizá todo el personal la sepa, las historia se leen en voz alta ¿Tengo ya un diagnóstico? Ya olvidé su nombre, aquí tiene uno nuevo, por el poder que el desinterés me concede serás Preeclampsia, lo siento, no es bonito, no es exclusivo, pero no tiene apellido, aquí preferimos que el señor Severa no las reconozca, que sean hijas emancipadas, no reconocidas y sin apellido, bastardas sin familia, simples preeclampsias no complicadas.

Sus ojos ven, no luce pálida, no escuche mucho a Juan Luis Guerra, que no queremos ver que se le suba la bilirrubina, su corazón late un nuevo lup-dup y lo describo como normal, siento el aire entrar a sus pulmones, sin moco excesivo y atrevido que se atraviese. La barriga es una barrigota, útero grávido, Feto único vivo en cefálica, dorso izquierdo, encajado, está tomando y respirando sus propios orines que se encuentran en apropiada cantidad como para que disfrute nadar en ellos, tiempo después los despreciará, hoy son sus preciados orines sobre los que flotar, espera que su madre lo quiera, patea y se mueve cuando lo toco a través de la piel de su madre, no se si me saluda o me dice que no lo joda, que no quiere salir de mamá, que allí donde está, es caliente, chévere, tranquilo, que él no sabe escuchar con claridad pero que a veces no le gusta lo que llega a sus oídos, que todo afuera luce desordenado y mover sus pies y hacer latir su corazón se ve más entretenido que un mundo más seco, pero quizá, nada de eso importe, si puede mantenerse cerca de su mamá, "que mami me ame después de pujar, no grites que ya voy, es un tobogán y voy a nadar en mis orines hacia ti, sé que te voy a querer, sé que me vas a amar, un giro más, estoy cabezón pero creo que sé cómo encontrar el camino, oigo más los gritos y ay! Que me aprietas, ya voy, ya voy, que salgo, veo la luz y allá vamos, hacia tu calor"

Pero aun no es tiempo querido bebé, tu madre tiene que dilatar, y su cérvix aun no parece lugar para que quepas por ahí. Terminó de escribir, la vamos a cuidar señora, es nuestra intención última, tal vez no se lo decimos explícitamente, la verdad creo que no sabe que vamos a hacer ni se atreve a preguntar, ah lo siento, que tiene 17 y pocos años como para que señora yo me atreva a llamarla a usted, un par de formular y papeles en blanco, su nombre no lo recuerdo lo busco y lo escribo, el número con el que en suerte le tocó como marcaje para el sistema y su ubicación también tengo que garabatear, le vamos a pedir varias cosas y espere por favor, sola, no nadie la puede acompañar y yo mañana no vengo, pero no se preocupe aquí todos para servirla, de a poquitos y a las carreras que no tenemos tiempo, si la vuelvo a ver prometo que le voy a sonreír, sonríame de vuelta y hágame creer por escasos 10 segundos que esto vale la pena, sonríame de una vez que debo atender a alguien más.

Diego A. Cruz
Un verraco estudiante más.

Originalmente en: http://tostaki.blogspot.com/

jueves, 26 de abril de 2012


Formato para solicitar los servicios de aprobación para la apertura de un blog. Resolución 1984 conocida como “Leyes de Orwell”.                   
                                                                                                                 
"La vida de la gente es suficientemente interesante si consigues captarla tal cual es: monótona, sencilla, increíble, insondable".
Alice Munro

Mis días empiezan temprano, eso es inevitable, la alarma de mi celular suena pero tristemente aun cuando el aparatejo haya estado cargando toda la noche, su sonido solo me recuerda mi cansancio, ni n ápice de energía recibo del tono de mi celular. Y ni si quiera tengo una buena canción para iniciar mis días, pero no me malinterpreten que no intento inspirar tristeza ni nada que se le parezca, esto no es más que un intento por justificar que yo, descarada y orgullosamente, me ponga a publicar.

Paciente para evolucionar:

El paciente refiere todos los días como parte de un ciclo vigilia-sueño regular y establecido, que interrumpe su sueño REM y no-REM y sus fantasías en Re, sol o Mi bemol con las primeras luces del amanecer. Refiere una lumbalgia crónica, un insomnio incipiente e insidioso sin factores desencadenantes claros, visión borrosa en ocasiones, quizá más figurada de lo que me figuro. Su ocupación diaria involucra un alto riesgo epidemiológico para contraer patología de etiología infecciosa, de alta resistencia y pobre respuesta antibiótica, además se ve obligado a entrar en contacto, enguantado y Dios lo salve de lo contrario, con mucosas ajenas, en un lugar frío y poco amena, sin citas previas y sin que conozcan su nombre le pedirá a personas cualquieras, que acuden en busca de ayuda por una miscelánea de problemas, que se deshagan temporalmente de algunas prendas, para poder ayudarlas, no sin algo de pena pero con una indiferencia creciente, aquí en un lugar donde no importa el pudor de la gente.

La falta de tecnología, favorece la no aparición de túnel del carpo, de vez en cuando lo duda pero Phalen y Tinel dicen que no se preocupe, que si bien es secretario, el gastar lapiceros no resulta tan enfermizo como devanarse los dedos escribiendo en un ordenador, al menos para el mencionado carpo, que duele tanto como el Túnel de la Línea solo que el de Carpo aparenta existir.

Finalmente, después de un largo rato de vueltas y revueltas de idas y venidas y una actitud aprehensiva y evasiva a la vez, con algunos rasgos de personalidad narcisista y después de dar a conocer ideas con un dejo de grandiosidad, el paciente refiere lo que puedo llamar su enfermedad actual, su queja es sencilla: Se le está muriendo la creatividad. Se siente agobiado por el lenguaje médico que describe como soso y vago, muy específico cuando se trata de inventar palabras que por si solas abrevien la escritura de, por decir, diarrea con sangre, véase disentería, o acrónimos que engloben una Alza tensional, elevación de transaminasas y caída plaquetaria. Refiere aprender lenguaje nuevo de vez en cuando, sin embargo, usando uno de esos nuevos términos, dice que su aprendizaje ha padecido de asinclitismo, términos médicos por doquier y español de verdad en nowhere.

Me relata con pena, como el lenguaje médico es frío y distante, como la tristeza es diagnóstica y causal de interconsultas con otra especialidad, como todo es orgánico y poco emocional, como siente que se debilitan las conexiones interneuronales entre aquellas células que guardan las palabras que alguna vez les parecieron hermosa y aquellas en el área del lenguaje que le dan utilidad en la práctica, me dice que escribe mucho y a diario, siempre con un orden establecido y disciplinado, un subjetivo objetivado, un objetivo con bastante subjetividad y un análisis y plan, que repite un poco de lo anterior y agrega la mayor de la subjetividades en el manejo a instaurar.

Se suponía que esto sería una historia clínica con uno de esos objetivos y subjetivos y ya no sé bien ni que orden llevar, me olvidé por completo de los Ruidos cardiacos y el murmullo vesicular, de las mucosas y sus colores, de las escleras y su ¿Hay bilirrubinemia?, me olvide del abdomen, blando, depresible no doloroso y sin signos de irritación peritoneal, peristaltismo normal. Me olvidé de las extremidades y su llenado capilar. Sin embargo, eso no me impide establecer un análisis y un plan.

“Tiene razón caballero, le formulo escritura creativa a diario y le prohíbo recordar la semiología cuando esté fuera del hospital, si quiere cuente sus días, si acaso eso le apetece, pero por favor no abandone el lenguaje y cuente más historias, abandone por ratos la variedad clínica de las mismas y aborde las de entretención nada más, no sé si se le dan bien o muy mal, pero le aseguro que usted y la lengua, la española no me venga con malos pensamientos ahora, decía, le aseguro que se va a beneficiar”

Diego Cruz
Médico en formación.